En una de mis muchas noches de desvelo recuerdo que estaba capturando algo de un cuaderno que había puesto junto al monitor, y de repente quise mover el cursor fuera de la pantalla para resaltar algo que estaba en el cuaderno, escrito a mano.

No creo que los desvelos sean buena idea. Cuando no duermo me la paso todo idiotizado, cabeceando a cada rato, sin poder hilar más de 3 palabras, perdiendo el sentido de lo que estoy diciendo, para terminar diciendo puras pendejadas mirando al vacío, como sí en el vacío hubiese algo que pudiera ser visto.

Me volví adicto al café como a las tres semanas de empezar la carrera, primero por que en mi vida no había probado un café tan rico como el que preparaba Martha en la finca de Santa Veracruz, ese localito de ESCOM, segundo por que una amiga llamada Paty me lo invitaba, y tercero por que me encantaba esa sensación que me producía el café, el sentirme con tanta energía que mi cuerpo no podía contener y empezaba a temblar. Esa idea de estar concentrado en algún problema matemático sin solución trivial, que se solucionaba de repente, la técnica del tercer ojo de Saul Ojeda, el yuca, claro, no funcionaba sin café.

Extraño la Finca, en especial a Martha, Martha para mí fue como esos cantineros de los bares de la televisión con los cuales llegas y les cuentas tus problemas y como buenos amigos te dan un consejo que siempre se te olvida por el alcohol... Martha fue como Moe. Jajaja.

El semestre pasado al no haber finca, y por lo tanto no haber café, empecé a experimentar con otras cosas, como las flores que crecen frente al CIC... Eso fue culpa del monito, él dijo, Rulo si te comes una yo me como una, Y yo, Va.

Últimamente he tenido sueños recurrentes en los cuales me encuentro en la escuela y empiezo a buscar café decente, al grado de que voy al cubil felino del Dr Barranco, a la sala de posgrado con el Dr Yalja y el Maestro Araujo, e incluso a los baños clausurados de los cuales los conserjes han hecho su comedor, y al momento de que llego se están tomando la última gota de café, y tengo que ir a otro lado.

Otra vez hablo de café, nada interesante. No me gusta poner títulos a las entradas. Tal vez después escriba algo diferente.

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